lunes, 20 de septiembre de 2010

ADIOS

La verdad es que nunca he podido entender por qué en "la pantalla" los diálogos de las despedidas son tan repetitivos, siempre incluyen aquella trillada línea de -odio las despedidas-, gente a la que no le gusta decir adiós o ver partir el avión en la sala de espera hasta perderse en el horizonte, ¿porque?, no miento al decir que es una verdadera interrogante para mi, ¿acaso alguien piensa así en la vida real?, la verdad es que yo amo las despedidas, las cosas inconclusas simplemente no son lo mío.

Si no se han quedado con las ganas de despedirse entonces no sabrán de lo que hablo, ese cabo suelto, las cosas que se quedaron sin decir, las lagrimas que se quedaron sin rodar y el hueco en el estomago de saber que no darías vuelta atrás estarán conmigo siempre, no pienso que exista en el mundo persona alguna que pueda decir que eso le gusta.

El mismo día que partiste mi mente me ayudo a comprender lo que había pasado mientras dormitaba solo en el cuarto de un ser querido, aun recuerdo no prender la luz por estar desubicado, entre sueño y delirio recuerdo haber salido corriendo a decirte adiós, aun a lo lejos podía ver el resplandor de que provocabas en mí, la luz guía que me llevaría hacia ti, y al final por más que corrí y corrí, la tormenta me venció y yo no quise lidiar con ella, preferí ver como la luz se desvanecía ante mi debilidad y poca fuerza de voluntad, tal vez debí ser más agresivo, pelear por mi derecho a decirte adiós, pero esos pensamientos hacen referencia al odiado "hubiera", así que mejor me senté donde la tormenta me venció y ya con el sol descansando en mis hombros mejor ondee mi mano para decirte adiós a lo lejos y extrañarte con una sonrisa por decisión propia.